Desde un punto de vista más político y social, las intervenciones de las instituciones educativas, deben impulsar la concepción de que “tengo el derecho de recibir cuidados, cuidarme y de cuidar”, sentido contrario a lo que se ve en la práctica desde el sistema de atención en salud, donde se lucha por el acceso y cobertura de salud, dejando de lado que las comunidades pueden llegar a ser sujetos sociales que buscan cuidarse y cuidar...
la ciencia de datos, hoy no tiene ningún impacto en la Atención Primaria de la Salud (APS), porque en general, ninguna institución u organización se ha dedicado a comenzar a estructurar sistemas de información orientados a la toma de decisiones de recursos desde la economía de la salud, pero sí, lo más posible, es que las instituciones de APS tengan capacidades instaladas en Ciencia de Datos sin economía de la salud.
Esta necesidad de legitimar el proceso democrático de gobernar puede estar ocurriendo por la monopolización de las decisiones de unos pocos que se amparan en elecciones, y que finalmente inciden sobre millones de personas. En efecto, se mira y se reconoce un ciclo de liderazgos centrados ya no en las organizaciones políticas y sociales, si no, más bien en las figuras que son acompañadas de una gran maquinaria electoral, política, que con el tiempo han ido perdiendo fuerza social, y capacidad de transformación con las personas. Pero, aun así, vuelven a resurgir una y otra vez, independiente del sector político en cuál se encuentren.
La monopolización de las decisiones conlleva a dos situaciones que se encuentran plasmadas en casi todos los países de Latinoamérica, durante el primer cuarto del siglo XXI.
La primera, el miedo de los gobernantes de tener que lidiar con un estallido social, por la incapacidad de legitimar y desmonopolizar las decisiones que toman y afectan a las comunidades. En un segundo lugar, la desorganización que trae la monopolización de las decisiones va erosionando el compromiso y esperanza de las personas sobre los procesos democráticos eleccionarios, trayendo la sensación de una democracia minimalista y preocupada de los procedimientos, importando poco si revolucionarios o conservadores gobiernen, mientras exista un orden, que en general son expresados en gobiernos totalitarios, y políticas que ponen en riesgo los derechos humanos.
Durante un año, los pacientes se monitorearon desde sus casas, teniendo como resultado, que aquellos que usaban el telemonitoreo disminuyeron en un 4% la mortalidad, su permanencia en hospitalización fue de 6 días menos en promedio, y durante el periodo de hospitalización sus condiciones de salud fueron más estables que quienes no se monitorean, finalmente, se concluyó que una persona que se monitorea desde su casa durante un año, podría aumentar su calidad de vida, y ganar un mes de vida por cada año monitoreado.
A esto, solo faltaría agregar la posibilidad de atención de un especialista desde cualquier parte del país, para esto, ya se están viendo en distintas instituciones la aplicación de la Telepresencialidad, que vendría configurándose como una atención de Telemedicina Sincrónica con asistencia presencial al paciente, y remotamente el especialista. Lo que mejoraría y devolvería el vínculo terapéutico, la confianza y la seguridad de la atención
Para reconocer el verdadero impacto del avance de una perspectiva de género desde la economía y gestión en salud, será necesario enfatizar la necesidad de cuentas satélites de cuidados en salud, que permitan visualizar de forma sistematizada la producción económica y de cuidados de los países, para así tener datos estadísticos y facilitar la construcción de indicadores de desempeño y su posterior medición.
Eliminar paradigmas existentes en la salud pública, tales como, que ciertas carreras son para mujeres, que los hombres no están hechos para entregar cuidados, la sexualización estereotipada de enfermedades o que siempre se debe hacer lo mismo porque siempre se ha hecho de la misma manera....
Existe una pregunta que debería hacerse por obligación antes de invertir en educación de postgrado: ¿Qué tendría que dejar de pagar para invertir en mis estudios, que me significarán en el mejor caso un aumento de mis ingresos?
En el sector salud, esto se profundiza, por las exigencias de la continua necesidad de capacitación, entrenamiento, incorporación de nuevas habilidades, conocimientos técnicos, e incluso de incentivos de remuneraciones (que para recibir debe existir una cantidad mínima de horas de capacitación) para los trabajadores y trabajadoras de la salud. Por lo tanto, implícitamente, hay una obligación de gasto en educación en el sector salud en postgrado, que no necesariamente es financiado por el estado o incluso, por el privado...
¿Dónde dejar de invertir en salud para la instalación de un proyecto de transformación de un nuevo gobierno? El valor del dinero en salud y las posibilidades de Chile para el 2022
Hoy los reclutadores se basan en la información de internet, redes sociales, y validaciones en el ámbito digital, como una especie de "pre-evaluación".
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En términos de horas de capacitación para beneficios económicos por perfeccionamiento, entrenamiento, y otros, mantenemos el formato de certificado imprimible, para que puedas entregarlo en tu lugar de trabajo.
¿Dónde dejar de invertir en salud para la instalación de un proyecto de transformación de un nuevo gobierno? El valor del dinero en salud y las posibilidades de Chile para el 2022
En definitiva, un peso o dólar que no entra a un proceso de desinversión en salud para un nuevo gobierno, podría ser un peso o dólar mal utilizado, que no esté llegando a quién lo necesite y a quién le corresponda. Ese es esencialmente mejorar el desempeño del valor del dinero en salud para la sociedad de forma equitativa, solidaria, e innovadora.
Esta es la posibilidad para la instalación en salud para un nuevo gobierno este 2022. Un foco de política activa, concreta, basada en datos e información, y sobre todo, donde la coproducción en salud entre quienes entregan salud, quienes la necesitan, y quienes producen salud, se establezca en un lenguaje común.
El objeto de interés en materia de género no son la mujer o el hombre, per se, sino las relaciones de desigualdad social entre ellos y el impacto que esta desigualdad ejerce sobre la vida de las personas. Es importante destacar que no toda desigualdad en salud entre mujeres y hombres implica inequidad de género; este concepto se reserva para aquellas desigualdades que se consideran “innecesarias, evitables y, además, injustas” y que se asocian a desventajas sistemáticas en el plano socioeconómico. Operacionalmente, la equidad de género en salud no se traduce en tasas iguales de mortalidad y morbilidad en mujeres y hombres, sino en la eliminación de diferencias remediables en las oportunidades de disfrutar de salud y de no enfermar, discapacitarse o morir por causas prevenibles. Asimismo, la equidad de género en la atención de la salud no se manifiesta en cuotas iguales de recursos y servicios para hombres y mujeres; exige, por el contrario, que los recursos se asignen y se reciban diferencialmente, de acuerdo con las necesidades particulares de cada sexo y en cada contexto socioeconómico".
Lo que le sale realmente caro a los países latinoamericanos es no tener la capacidad industrial de producir vacunas. Es muy importante que haya algún tipo de política nacional de desarrollo de estos insumos estratégicos o al menos una cooperación regional. De otro modo, vamos a depender siempre de empresas muy poco transparentes y que hacen negociaciones distintas con cada cliente. Todos los esfuerzos de convergencia y cooperación regional son necesarios para mitigar esas grandes desigualdades, indica una de las resoluciones de la Cepal con respecto a la pandemia, instando a la creación de empresas latinoamericanas con este objetivo.
Los cinco países OCDE que optaron por la estrategia de eliminación (Australia, Islandia, Japón, Nueva Zelanda y Corea del Sur) tienen en común disponer de sistemas de seguridad social eficientes y universales; bajos niveles de desigualdad y de informalidad y capacidades de liderazgo de sus autoridades políticas y sanitarias. En Chile, además de adolecer de estos requisitos se ha improvisado las medidas sin que la población haya sido informada de la lógica de las decisiones de confinamiento. Adicionalmente, se ha cubierto las medidas de una engorrosa capa de excepciones, tanto en el desplazamiento territorial como en la modalidad de los permisos.
Con la emergencia sanitaria originada en la pandemia global del Covid-19, los países han declarado estados de emergencia y han adoptado medidas de restricción de la actividad social y económica, con inusitados y desconocidos impactos en la compilación de las estadísticas sociales, ambientales y económicas. En particular, la elaboración de las cuentas nacionales -y por consiguiente, el cálculo del PIB- enfrenta grandes desafíos relacionados con las fuentes de información, las metodologías y la difusión de los resultados.
Aunque ha pasado poco menos de un semestre desde que se identificó el primer caso de contagio del coronavirus, las perspectivas han cambiado drásticamente; ahora, el riesgo consiste en que, una vez terminada esta fase de clausura, las empresas podrían detener o reducir su producción por nuevas oleadas de contagio y/o por insuficiencia de demanda.
Sin duda, los cambios necesarios requieren esfuerzos, y más cuando a los problemas pendientes se agrega un personal agotado, muchas veces frustrado, y una carga de enfermedades que debería aumentar por la relación entre una economía enferma y una población precarizada por la falta de empleo.
Sin embargo, la lógica de la representación ya no se basa en la identificación ideológica o en la fidelidad clientelar entre los ciudadanos y sus representantes, sino en otras consideraciones (más cercanas a la lógica de mercado) como, por ejemplo, los ofertones electorales que más se acercan a las necesidades del momento (seguridad, fiscalidad, empleo, medio ambiente, anticorrupción, etc.) o a la búsqueda del mal menor.
Desde la perspectiva de la medición del desarrollo sostenible, de la distribución del ingreso y la riqueza y, sobre todo, del bienestar humano, es necesario analizar no solo los aspectos relacionados con los flujos, sino también con los stock, es decir, con el origen, la propiedad y composición de la riqueza de un país o de un sector institucional.
La crisis que sufre la región este año 2020, con una caída del PIB de -5,3%, será la peor en toda su historia. Para encontrar una contracción de magnitud comparable hace falta retroceder hasta la Gran Depresión de 1930 (-5%) o, más aún, hasta 1914 (-4,9%). Aunque cabe notar que, desde antes de la pandemia, América Latina y el Caribe ya acumulaba casi cinco años de bajo crecimiento, con un promedio de 0,4% entre 2014 y 2019.
La crisis provocará un mayor deterioro del déficit público y una fuerte recesión macroeconómica. Se necesitará una mayor erogación de recursos para sustentar los gastos en salud, no solamente para hacer frente a la actual situación de emergencia sino también para fortalecer las estructuras hospitalarias colapsadas (asegurando la entrega de equipos y potenciando la infraestructura) y reforzar el personal médico y de enfermería (asunción de personal) en el corto, mediano y largo plazo.
Italia es el país europeo con el mayor número de víctimas fatales por el coronavirus, casi
con 3.405 personas muertas y 33.190 contagiadas (datos al 19/03/2020). Supera así la
China, donde se originó la epidemia, en lo que se refiere al número de fallecidos.
Solamente en un día (18/03) 427 personas perdieron su vida; la tasa de mortalidad es la
más alta del mundo: del 8,5-9% de los casos confirmados positivos; en China fue de 3,5%